Vitro, campana y horno: claves para limpiar a fondo tus electrodomésti...

Foto Vitro, campana y horno: claves para limpiar a fondo tus electrodomésticos para cocinar

Qué pereza da limpiar la cocina, ¿verdad? La campana, el horno, el microondas y por supuesto, la vitro se llevan siempre la peor parte, cuando nos da por ponernos un poco más cocinillas. ¿Qué hay que hacer para dejarlos impecables? ¿Frotar y frotar? ¡No! Con los trucos que te vamos a contar se quedarán como los chorros del oro en un pis pas, y sin apenas esfuerzo. ¿Te atreves a probar? Piensa que mantener la cocina limpia es básico, no solo porque se verá más bonita, también por higiene, y eso jamás puede faltar. 

Los fabricantes recomiendan limpiarla después de cada uso, pero eso, seamos sinceros, no lo hacemos casi nunca. Para que no se nos vaya de las manos, debemos hacer una limpieza a fondo de interior y exterior, al menos cada dos meses. Los filtros, se pueden meter de vez en cuando en el lavavajillas con un chorrito adicional (si quieres) de desengrasante, ¡se quedan de maravilla! También puedes hacerlo a mano, con agua caliente y un estropajo suave (nunca de aluminio). ¿Y si lleva filtro de carbono? No se limpia, se cambia según recomiende el fabricante. Para el interior, lo que mejor va es una bayeta y desengrasante. Te contamos un "truqui": si colocas una olla con agua y un poco de zumo de limón, y dejas que hierva unos minutos, se reblandece la grasa y se limpia el interior más fácilmente. ¿Y por fuera, cómo se limpia? Si es de acero inoxidable, usa productos específicos; si es de aluminio o plástico, con agua, jabón y limpiacristales, quedará perfecta.

Las placas vitrocerámicas y de inducción son muy cómodas, pero se manchan que da gusto. ¿Cómo podemos dejarlas limpias sin complicarnos mucho la vida? Lo mejor es pasarles, después de cada uso, un papel de cocina o un paño suave con un producto específico para limpiarlas. ¿Y si hay comida pegada y no se va? Prueba a añadir un poquito de limpiador en la zona, dejarlo actuar unos minutos para que se ablande, y luego pasar la rasqueta. Otro truco: pasa un cubito de hielo por la zona y ablanda los restos de comida pegados. Cuando la parte interior esté perfecta, no te olvides de limpiar también el marco. ¿Cómo? Con una esponja suave, agua (si puede ser caliente) y jabón o desengrasante.

Si te resistes a pasar a la vitro porque te gusta la cocina con sabor tradicional, seguro que quemadores y rejillas te llevan de cabeza. ¡Se manchan tanto! Para no pasarte la vida rascando (y no quedarte sin uñas), sumerge quemadores y rejillas en un recipiente con agua caliente y un chorrito de vinagre. Puedes usar también un cepillo suave y jabón para que se suelte la suciedad. Hay productos específicos para este uso, pero no todos nos valen. Evita los que contengan cloro: corroe el acero inoxidable.

En cuanto al horno si no quieres que sea caldo de cultivo de gérmenes y otros microorganismos, lo mejor es limpiarlo después de cada uso con el estropajo y un poco de lavavajillas: repasa las paredes y también la puerta. Las rejillas con restos, se ablandan dejándolas a remojo. Luego quedan perfectas si las metes en el lavavajillas. La limpieza a fondo debería hacerse cada dos meses con productos específicos o soluciones más naturales. De estas últimas, nos gusta mucho la de la sal. Verás qué fácil: primero sacas todo lo que haya dentro del horno (sartenes, ollas, rejillas...), después viertes medio litro de agua con 250 g de sal en un bol. Esparces la mezcla por dentro (paredes, puerta...) y dejas que actúe media horita. Enjuagas con una bayeta húmeda y ¡tachán!, horno reluciente. De todas formas, si vas a comprar un horno nuevo, estudia primero las características. Los pirolíticos son algo más caros que los convencionales, pero son una pasada porque se limpian de manera eficaz solos.

El microondas sdemás de descongelar y recalentar toda clase de alimentos, el microondas también sirve para cocinar deliciosos platos. Es normal que con tanto trote se manche un montón. Para que no te dé ningún trabajo mantenerlo, al menos una vez a la semana, deberías limpiarlo con vinagre y bicarbonato. ¿Cómo se hace? Primero esparces bicarbonato por dentro, después metes a hervir un bol de agua con un chorro de vinagre blanco (5 minutos). Deja la puerta cerrada unos minutos cuando acabe, para que el vapor siga limpiando. Abre la puerta, retira el agua y limpia con una bayeta suave. Quedará limpio, nivel profesional. ¿Y con el plato que hacemos? Al lavavajillas. Por fuera con agua y jabón, una bayeta suave y un paño de algodón, para secarlo inmediatamente, quedará reluciente.

 

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